Adriana es una mujer de 20 años que, tras asistir a un baile en el Palacio Real, viaja de Madrid a Asturias. Lo hace tras descubrir que su matrimonio con un hombre al que no conoce estaba pactado en secreto, y debe ir a conocer al prometido a la casa de la hermana de su padre. Allí comprenderá que la “van a tratar como a una esclava” y tendrá que “realizar trabajos que no le corresponden”, como una criada. Dentro de esa vida sin esperanza, descubre un amor clandestino y peligroso. Además, conocerá la identidad del responsable de la muerte de su padre, un miembro de la familia, y hará frente a una oscura traición.
Movido por Pilara, Rafael hace las paces con Julio y vela por la unión de los hermanos. Victoria culpa a Pilara de la humillación sufrida por Gaspar, quien paga su rabia con Matilde. Victoria intima con José Luis y Pilara es testigo accidental. Celosa y rabiosa, Pilara se enfrenta a Victoria. Bárbara y Adriana se imponen para que Luisa pueda guardar reposo, pero Victoria no lo permite. Alejo y Mercedes siguen adelante con sus planes de fuga. Mercedes escribe una carta de despedida a su hermana y vuelve a humillar a Bernardo. Pilara se dispone a contarle a Adriana lo que ha averiguado sobre su tía, pero José Luis las interrumpe. Las Salcedo de la Cruz celebran con los Gálvez de Aguirre la última cena antes de la boda y Rafael frena, disimuladamente, a Adriana antes de que se atreva a dar el paso que prometió. Irene se sincera con Gaspar y este vuelve a caer en sus redes, dejándose llevar por la pasión. Victoria manipula a Pilara sin sospechar el fatídico plan de Victoria contra ella.