Jaume Collet-Serra vuelve a demostrar su habilidad para crear un thriller dinámico y entretenido, con su característico estilo visual y su maestría para mantener al espectador enganchado. En esta ocasión, Taron Egerton lleva el peso de la trama con una interpretación sólida que equilibra vulnerabilidad y determinación, mientras que Jason Bateman se luce como un villano carismático, pero implacable.
La película toma elementos de clásicos del género y los envuelve en un contexto navideño que, aunque no es innovador, aporta una ambientación interesante que recuerda a grandes títulos del pasado. Las escenas de acción están bien coreografiadas y ejecutadas, especialmente una pelea dentro de un coche a toda velocidad que resulta especialmente impactante.
Aunque el guion no siempre mantiene el nivel de la dirección, y algunos giros pueden resultar inverosímiles, el ritmo de la narración y la energía de los protagonistas logran que estas cuestiones pasen a un segundo plano. Además, es imposible no notar la influencia de películas como "Die Hard 2", lo que añade un toque nostálgico que puede resonar con los amantes del género.
En resumen, se trata de una obra que, sin reinventar la rueda, cumple su propósito como un thriller de acción entretenido, lleno de adrenalina y momentos memorables, gracias al talento de su director y al excelente trabajo de su elenco principal.