Gregory House, el mejor médico del hospital, es un hombre antipático que está especializado en el diagnóstico de enfermedades. Su carácter extravagante, su rebeldía y su honradez con los pacientes y su equipo lo convierten en una persona única. Trata de evitar la relación con los pacientes, porque lo que le interesa por encima de todo es la investigación de las enfermedades. Es además adicto a los calmantes y a las series de hospitales.
El policía ha querido vengarse de la desacertada actitud de House en el Princetown acusándole de exceso de velocidad, tenencia de narcóticos y resistencia a la autoridad. Ante esta situación, House acude a su amigo Wilson para pedirle ayuda y éste logra reunir el dinero para pagar la fianza y sacarlo del calabozo. Pero el detective Tritter sigue acosando a House, no se conforma con la primera detención, está dispuesto a ir más allá. Ya en el hospital, el equipo médico de House se enfrenta a un inusual caso: Un hombre de 46 años y de 300 kilos llega en coma al hospital, tras ser rescatado por los bomberos cuando pensaban que estaba muerto. Foreman, Chase y Cameron tienen problemas logísticos para poder tratar al paciente, ya que muchas máquinas no están pensadas para su peso ni para su volumen.