A Erik lo acosan pensamientos oscuros tras los asesinatos. Al hablar con su terapeuta al respecto, comparte detalles perturbadores que ponen al médico en una posición complicada.
Tras evadir las sospechas de la policía durante los interrogatorios, Lyle y Erik comienzan a gastar dinero desenfrenadamente mientras esperan la lectura del testamento de Jose.
Lyle comparte lo doloroso que era para él intentar satisfacer las expectativas de su padre, y detalla la duración y el alcance de los abusos de Jose y su efecto en Erik.
Lyle y Erik intentan armar una defensa sólida. Entonces, se desata una manía por ellos, con multitudes vitoreándolos, cartas de fans y cámaras de televisión en el juicio.
Una testigo cautivadora altera la dinámica del tribunal, y el testimonio de Erik provoca una disputa entre hermanos. Los quince minutos de fama de los hermanos parecen extinguirse.
En un segundo juicio, la Fiscalía intenta demostrar que Erik y Lyle cometieron un asesinato a sangre fría. Cuando se lee el veredicto, los hermanos enfrentan una nueva realidad.