El chamán y líder comunitario Alejandrino murió cuatro años atrás pero recientemente le pidió en sueños a su esposa que quería ser enterrado nuevamente en su pueblo. Cumpliendo este deseo póstumo, Alejandrino es desenterrado para comprobarse, ante el estupor y el temor de la comunidad, que su cuerpo se conserva momificado intacto. La delgada línea que separa la vida y la muerte y el equilibrio entre las dos dimensiones puede verse afectado por este singular suceso, más aun teniendo en cuenta que en la tradición emberá los chamanes son quienes guían la vida espiritual.