Confinado en su cabaña tahitiana por las autoridades coloniales francesas en 1903, el pintor Paul Gauguin se ve obligado a pintar una nueva obra maestra para salvar a su hijo nativo de cinco años, mientras lucha contra la enfermedad y se debate entre la locura y la cordura. En el transcurso de estos acontecimientos, los recuerdos del pasado, especialmente de su vida y trabajo en el Canal de Panamá, el lugar donde comenzó su carrera artística y la culpa por abandonar a su familia en París, comienzan a atormentarlo.