Tras una situación de competencia, la Federación Rusa devolvió el tesoro estatal rumano hallado en Moscú. Entre los objetos traídos al país se encuentra también un busto de principios del siglo XX (un busto de porcelana de 1915, firmado por I. Andropov) que no se encuentra en inventario; los expertos lo consideran una simple pieza de kitch. El busto se conservaba en el Museo de Arte de Bucarest.