El joven kazako Iskander Orynbekov se dedica a lo que muchos de sus conterráneos, chatarra caída del espacio. Los habitantes de Kazajstán que viven muy cerca del cosmódromo Baikonur han sabido sacarle provecho a los restos de las naves y satélites que caen a la tierra cuando éstos son enviados al espacio, pero Iskander, a diferencia de ellos, utiliza un método sofisticado que le da ventaja: a través de la radio espía las conversaciones que tienen lugar en la plataforma de lanzamiento, de manera que conoce con exactitud el punto donde caerán los restos de metal.
Una nave espacial que viaja a un planeta colonia distante y transporta a miles de personas tiene un mal funcionamiento en sus cámaras de sueño. Como resultado, dos pasajeros son despertados 90 años antes.