Es el segundo "docudrama" de Greengrass que veo, ya que, a pesar de que salió después, vi primero Capitán Phillips.
Ambas son del mismo estilo: un hecho real se presenta con los mínimos añadidos posibles. A diferencia de otras películas de catástrofes, no sabemos nada de los personajes, de sus historias, pasado, motivaciones o aspiraciones. Greengrass trata así de hacernos unos privilegiados espectadores de los hechos, tal y como los hubiésemos vivido si hubiéramos embarcado en el vuelo, o trabajado en la torre de control. No se da tampoco por supuesto un conocimiento de los hechos: los vemos desarrollarse ante nuestros ojos a través de la ignorancia de los personajes (de hecho, como debió suceder en realidad, nadie puede llegar a imaginar lo que está pasando: la crisis es tan grande que es prácticamente inconcebible para las personas que están viéndolo en el momento).
Esto quiere decir que la película no tiene ciertos elementos que se pueden encontrar en otras similares: no hay grandes discursos patrióticos o apelando al coraje, no hay ninguna persona que descubra el secreto, pero a la que nadie cree. Hay buenos y malos, y se puede sacar una conclusión moral de la película, pero no es presentada por el guión. Éste es totalmente aséptico, sin presentar de forma intencionada a ninguno de los bandos como malvado ni al otro como victima, aunque los haya.
Como entretenimiento, la película cumple con creces. La tensión comienza prácticamente con el primer plano de unos árabes rezando y no acaba hasta la magistral escena final.
Se pueden poner pocos peros a la película. Quizá el uso del lenguaje técnico aéreo resulte algo confuso, y el clímax final se hace esperar demasiado.
En cualquier caso, es una gran película que gustará a la gente que haya disfrutado "Capitán Phillips" (y al revés)
9/10