**¡Despierta, Zahler!**
Basarte en la estética de Clint Eastwood cuando quieres rodar un western no es mala idea, pero si solo centras el trabajo en esa premisa te olvidas de aportar ritmo narrativo y verosimilitud al guión.
Esta cinta no es que esté mal hecha, es que simplemente aburre. Y cuando el guión regala la oportunidad de lucirte con escenas _gore_ y casquería morbosa para homenajear al género, resulta que Zahler está durmiendo en su silla homónima.
Lástima, porque la idea de una peli del oeste de terror es buena y poco explotada, pero aquí se ha malogrado.