Una de esas obras que rezuman sinceridad, en la que no aparece nadie que no lo merezca realmente y con un tipo que pasa por la pantalla mirándote a los ojos y diciéndote: Sí, ¿qué pasa?
Quique Heredia, El Cuajo, es un buscavidas payo agitanado con medio cuerpo afectado por una parálisis cerebral que le impide andar con facilidad. El Cuajo convence a su amigo Adolfo, un joven mulato que vive en un barrio dormitorio de las afueras de la ciudad con un padre alcohólico y con problemas de salud, para levantar un estudio musical donde ganarse la vida con el talento y la pasión que les une: el Hip Hop.