Liam Neeson protagoniza este thriller cargado de acción y dilemas morales, donde su presencia sólida y característica sostiene gran parte del peso de la trama. Acompañado por Guy Pearce, quien siempre aporta una elegancia sobria a sus papeles, la película busca ir más allá del típico relato de justicia personal para adentrarse en temas de corrupción y cuestionamientos éticos.
La dirección mantiene un ritmo fluido, aunque algo convencional, con secuencias de acción competentes pero sin grandes momentos memorables. Los personajes secundarios cumplen su función, aunque algunos podrían haber sido desarrollados con mayor profundidad.
La historia destaca más por el carisma de su reparto que por su guion, que a veces recurre a soluciones previsibles y clichés del género. Aun así, la película consigue mantener el interés de principio a fin.
En definitiva, un thriller entretenido que, aunque no sorprende, cumple con creces para quienes disfrutan de las interpretaciones de Neeson y Pearce.