¿Corrupción en Las Vegas? No puede ser...
Diseccionar esta película en su vertiente puramente cinematográfica es completamente absurdo ya que, efectivamente, no hay nada artístico que destacar en este _remake_ de la cinta homónima del año 2011 y que, por cierto, carecía de interés alguno.
Lo que ocurre es que esta primera incursión del director turco-germano en el Hollywood más comercial e intrascendente aporta un ritmo narrativo poco convencional en estos productos industriales de medio pelo.
Este realizador ya dio muestras de calidad en _Ningún sistema es seguro_ (2014), y aquí se divisa también un cierto talento para mover la cámara en momentos muy concretos, sin que ello redunde en el malestar del espectador, evitando la anarquía en los planos, y componiéndolos con chispa visual.
No estoy, por lo tanto, de acuerdo con la mayoría de críticos que, directamente, encasillan este producto junto a otros similares en el mismo estante del ostracismo.
Creo que si somos capaces de soslayar los prejuicios derivados de nuestras experiencias en películas análogas, disfrutaremos con un potente Jamie Foxx y una casi parodiada Michelle Monagham, incrustados ambos en un thriller de corruptelas bastante interesante y muy entretenido.