**Segunda parte, y mejor**
Siete años después de dirigir la que fuera una de las míticas cintas de ciencia ficción de los ochenta, el maestro Cameron vuelve a sorprendernos con una segunda parte rebosante de calidad técnica y cinematográfica.
Repleta de inolvidables y ya clásicas escenas de acción, el filme es mucho más que una simple secuela. De hecho, el alarde de efectos especiales (todavía sorprendentes hoy) son el contrapunto justo a un guión muy trabajado en el que la frustración, el desasosiego y la necesidad de huir de un mundo injusto son los cimientos con los que se educa a un pubescente John Connor ninguneado por sus tutores legales, y que debe enfrentarse a una madre de apariencia esquizofrénica (sensacional la Hamilton) encerrada en un sanatorio mental.
Es un ambiente marginal que forja al héroe que deberá asumir el liderazgo en una futura guerra apocalíptica contra las máquinas. Un clásico muy recomendable.