Louis Creed, su esposa y sus dos niños se instalan en una vivienda próxima a una carretera con mucho tráfico. Cerca de la casa hay un sendero que lleva a un cementerio de animales y también a un antiguo cementerio indio; según la leyenda, los que sean enterrados allí volverán a la vida. Cuando uno de los niños muere atropellado por un camión, Louis decide enterrarlo en el cementerio indio.
Johnny Depp interpreta a Benjamin Barker, un hombre encarcelado 15 años injustamente en el otro lado del mundo, que escapa y vuelve a Londres con la promesa de vengarse, junto a Helena Bonham Carter como su obsesiva y devota cómplice, la Sra. Nellie Lovett. Adoptando el disfraz de Sweeney Todd, Barker regresa a su antigua barbería encima del local de empanadas de carne de la Sra. Lovett, y fija sus miras en el juez Turpin (Alan Rickman) que, con la ayuda de su vil secuaz Beadle Bamford (Timothy Spall), le mandaron lejos con una acusación falsa y así poder robarle a su esposa, Lucy (Laura Michelle Kelly), y a su hija bebé.
En una tranquila ciudad suburbana en el verano de 1958, dos hermanas recientemente huérfanas son puestas al cuidado de su tía Ruth, mentalmente inestable. Pero el sentido depravado de disciplina de Ruth pronto conducirá a actos indescriptibles de abuso y tortura que involucrarán a sus hijos pequeños, los niños del vecindario y un niño de 12 años cuya vida cambiará para siempre.
Un joven con la cara magullada es descubierto en un aeropuerto. Dice llamarse Adrien Legrand, un niño que desapareció hace 10 años. Para su padre, Vincent, esto supone el final de una larga pesadilla y lo lleva a casa. Simultáneamente, se suceden una serie de horribles asesinatos en la región.
Thriller posapocalíptico en el que una mujer y sus dos hijos, estos con los ojos vendados, navegan río abajo tras una sangrienta invasión alienígena de la Tierra intentando evitar a las criaturas extraterrestres. Cuando algo misterioso diezma la población mundial, solo se sabe una cosa: si lo ves, te suicidas. Malorie (Sandra Bullock) deberá huir junto a sus dos hijos por un caudaloso y traicionero río, rumbo al único sitio que parece ofrecer refugio. Pero para sobrevivir, deberán completar el peligroso viaje de dos días con los ojos vendados.
Carrie White, una adolescente a la que sus compañeros humillan constantemente, posee poderes psíquicos que se manifiestan cuando se siente dominada por la ira. El día del baile de graduación la situación llega a ser insoportable.
Durante décadas, los habitantes de Daggerhorn mantienen un pacto con el hombre lobo: para saciar su apetito, le ofrecen un animal cada mes, hasta que la bestia incumple el pacto y devora a un ser humano. Una mujer sospecha quién es el licántropo.
Tras un horrible accidente de tráfico, la joven Anna (Christina Ricci), a la que dan por muerta, despierta y se encuentra a Eliot Deacon (Liam Neeson), el director de la funeraria, preparándola para ser enterrada. Confusa y aterrorizada, Anna descubre que Eliot puede comunicarse con los difuntos. Atrapada en la funeraria y condenada a aceptar su propia muerte, intentará escapar de semejante pesadilla con la ayuda de su novio Paul (Justin Long).
Justine es una joven que se ha criado en una familia donde todos son vegetarianos y veterinarios. Al ingresar en la facultad de veterinaria, la joven ve como todo su mundo se rompe y descubre otra realidad decadente y seductora. Obsesionada por encajar entre sus compañeros, se aleja de sus principios y come carne cruda por primera vez. Las consecuencias de este acto llegan pronto, y la joven descubrirá su verdadera naturaleza.
Seis años después de la violenta muerte de su marido, Amelia (Essie Davis) no se ha recuperado todavía, pero tiene que educar a Samuel (Noah Wiseman), su hijo de seis años, que vive aterrorizado por un monstruo que se le aparece en sueños y amenaza con matarlos. Cuando un inquietante libro de cuentos llamado “The Babadook” aparece en su casa, Samuel llega al convencimiento de que el Babadook es la criatura con la que ha estado soñando. Entonces sus alucinaciones se hacen incontrolables y su conducta, impredecible y violenta. Amelia, cada vez más asustada, se ve forzada a medicarle. Pero, de repente, empieza a sentir a su alrededor una presencia siniestra que la lleva a pensar que los temores de su hijo podrían ser reales.
En un intento desesperado por escapar de una pandemia violenta, Andy y Kay se han escondido en una casa flotante con su hija de un año, Rosie. Su existencia protegida del río se hace añicos por un ataque violento, que ve morir a Kay trágicamente y Andy infectado.